La plataforma de distribución de películas Voddler a punto de llegara España. Con su oferta multiplataforma que permite consumir contenidos a través de ordenadores, smartphones o tabletas ya se habla de éxito: un 80% de sus videos son gratuitos. Más de dos mil películas a escoger, mil quinientos episodios de series y unos 300 documentales. ¿Qué sucede con los contenidos de pago? Aún no hay precios públicos, pero, en caso de que sean mínimamente diferenciados respecto al mercado garantiza su popularidad casi inmediata si van acordes de una cierta calidad implícita en los contenidos.
La distribución legal de contenidos vía streaming de Netflix está a punto de demostrar su viabilidad. Este servicio que comenzó con el alquiler y reparto de DVDs basado en suscripciones supo apostar en su momento por el video online.
Las grandes compañías y majors estadounidenses se mueven. Hace pocas semanas, Youtube firmaba un acuerdo con Sony, Warner y Universal para permitir a los usuarios que consuman sus productos a través de este servicio en streaming. Facebook ya firmó con Warner en su momento y Youtube necesitaba empezar a ser rentable con este sistema de alquiler de películas bajo demanda. ¿Las tarifas? Desconocidas. El mercado, no: 130 millones de usuarios. Warner, además, acaba de comprar la red social de cine Flixter.
Spotify prepara un servicio que ofrecerá películas que han dejado la cartelera hace pocas semanas. Aunque voces dentro de la empresa sueca han desmentido esta ampliación de su mercado, lo único que sabemos realmente hasta el momento es que no se ha hablado de tarifas. Lo que sí está a nuestro alcance por ahora es Storify, un portal en el que podemos contar nuestras propias historias, utilizando material de otras redes sociales, Youtube etc. ¿Le sacarán partido las marcas?
Los grandes están apostando por el contenido digital, involucrando en cierta manera a los consumidores. No ya como masa, si no individualmente, mediante recomendaciones para compartir y descubrir nuevos contenidos.
¿Qué mercado encontrarán en España? Un país dividido entre industria tradicional y unos espectadores que buscan nuevos modelos que hagan frente al status quo. Quizá el mejor momento para apostar por un abanico de oferta legal. La pregunta es: ¿consumiremos a través de una plataforma americana o nos atreveremos definitivamente a apostar por el mundo digital?
Con todo, llegan noticias esperanzadoras. Como, por ejemplo, cinestreno.com, una web centrada en el cine español. Un portal en el que puedan encontrarse películas cuando ya no funcionen en las salas o se caigan de la cartelera. Una de sus impulsoras incide en que es un modelos compatible con la ventana tradicional: «No queremos entrar en conflicto con los distribuidores ni con los exhibidores. La ventana de las salas debe seguir existiendo», añade.
Un paso intermedio, parece, hacia el definitivo transvase digital.