Las nuevas formas de entender la economía, y la generación de valor, hacen que sea necesario adaptar la Administración a la web 2.0. El 50% de los encuestados vascos accedería a realizar sus trámites por Internet. El nivel de penetración de Internet es del 47% en Euskadi, siendo la mayor de 15 a 34 años. El problema más importante de la confianza en Internet es
el pago por Internet. El 50% cree que hacer sus compras en Internet es seguro.
Internet existe pero no para todos: no hay confianza.
Existe un gráfico de Gartner, que todavía no se ha superado, compuesto por cuatro fases: presencia, interacción, transacción, y transformación. Sin embargo, el «eGobierno va a desaparecer, porque no será novedad, sino pura realidad para los nuevos jóvenes». La transformación tiene que ir transformándose. Hay un marco regulador, un entorno al que dar servicio, un territorio que gobernar y una estructura dada de Administración Pública -por ejemplo en el País Vasco con tres Agencias Tributarias-. Por lo tanto es necesario el liderazgo -siempre se ha respaldado en Euskadi el eGobierno-: la responsabilidad política ha de asumir los procesos de cambio, sin pedir resultados a corto plazo. La política y estrategia exigen que se dote de recursos, trabajando sobre resultados, desarrollando perfiles profesionales específicos.
Tecnología es la menor de las partes: siguen siendo esencial los recursos y las personas.
Se creó un proyecto que primaba las responsabilidades sobre las tareas, luego «la estructura de Administración General pasa de 289 puestos distintos a 8: eso ayuda.» Se han desarrollado perfiles específicos, como un gestor web (no se sabe todavía las necesidades que tiene que cubrir el gestor web) o técnico de la administración electrónica (con registros telemáticos, mediación de terceros entre bases de datos, etc.). Se van generando servicios, que originan la necesidad de crear una nueva dirección (notificaciones, registros, certificados, etc.). Además, las infraestructuras públicas se encargaban de que la gente supiese utilizar las nuevas tecnologías. En la actualidad, se crean enseñanzas personalizadas -autónomos, PyMEs, certificados digitales, etc.-. Por último las normas tienen que ir acorde con los cambios: a partir de la Ley de Desarrollo Estatal, se crean legislaciones particulares, tanto autonómicas como locales.
La gran transformación no ha llegado, pues se crea desde esquemas operativos tradicionales.
Las conclusiones son claras: en diez años cambiará la gente, y por lo tanto entraran sabiendo de las nuevas tecnologías como algo innato. También la gente demandará a los antiguos funcionarios los mismos servicios que pueden ofrecer los funcionarios jóvenes. Los departamentos de Administración electrónica perderán su sentido, pues será obvio que la Administración será electrónica.