Hace poco leí un artículo en el blog Advertising Lab que se refería a este tema. Ilustraba el post con la siguiente imagen que dejaba entrever los pros y los contras de dos de las herramientas de publicidad que más destacan dentro del ecosistema digital.
Efectivamente, hay que tener en cuenta que ningún plan de publicidad digital es perfecto (ya lo sabemos). De hecho, existen dos problemas básicos a la hora de analizarlos.
El primero de todos es un problema de eficiencia de los anuncios, ya que nos encontramos con que sólo una porción de la audiencia con la que conectamos está activa en ese momento en el mercado. Puedo estar interesadísimo en tu nueva tarifa de teléfono, pero cuéntamelo en 10 meses cuando venza mi contrato. El único proceso que te garantiza esta eficiencia es Google search ads, ya que cuando te encuentras con un anuncio de este tipo se entiende que estás en un proceso activo de búsqueda.
El segundo problema trata sobre la aparente falta de confianza que nos causa la publicidad, la gente entiende que le están «vendiendo la moto» cuando se encuentra con publicidad, y tiende a pensar (con toda la lógica) que existen intereses ocultos. Por eso con Google Search Ads podemos afirmar que tenemos un problema de eficacia. Este problema ha sido solucionado por Facebook, sobre todo con los «sponsored stories», en los cuales la publicidad que aparece en Facebook ha sido recomendada por alguno de tus contactos.
Hace poco un blogger identificó en una foto posteada por Mark Zuckerberg que este tenía un buscador más grande del habitual.
¿Estará Mark trabajando en una mejora de su servicio de búsqueda?