1 de septiembre de 2007.- El otro día pregunté cómo diseñaríais una comunidad ‘on line’ ideal, y han llegado bastantes sugerencias. Toca resumirlas. Partiré de las ideas que ya apunté en el comentario anterior y añadiré las vuestras y algunas más que he visto se me han ocurrido. Punto por punto:
Que esté centrada en un objeto social definido (vídeo, audio, relaciones profesionales, libros, música, cine…). Lo que no quiere decir que este objeto no pueda subdividirse. De hecho, sería positivo que lo hiciese, pues los usuarios con intereses aún más específicos se encontrarán más fácilmente.
Que sea gratuita y sin publicidad intrusiva.
Que las direcciones URL de los ‘objetos’ sean sencillas, cortas y fijas para que se puedan compartir.
Que sea fácil ‘etiquetar’ los contenidos para tenerlos localizados y organizados.
Reconocimiento. Premiar a los usuarios más participativos destacando su aportación y facilitar que cualquiera pueda llegar hasta ahí, lo que crea una gran sensación de pertenencia. De este modo se ofrece reciprocidad: yo aporto algo porque sé que los demás me aportan cosas.
Eficacia. Saber que se va a encontrar lo que se está buscando de forma sencilla y que, de la misma forma, se puede facilitar información al mundo fácilmente. De lo difícil, cuanto más lejos, mejor.
Facilitar que los usuarios contribuyan al desarrollo de la comunidad.
Dar facilidades para que los usuarios puedan comunicarse entre sí. Sois varios quienes lo habéis sugerido. Algunos apuestan por foros o por un sistema de mensajería interno. Otros, por las listas de correo. Yo desecharía los foros, y no me parecería mal algo similar a una lista de correo interna de fácil actualización.
Seguridad. Un aspecto fundamental es hacer que los usuarios se sientan bien. Que confíen en el sitio y sus responsables. Que, además, sepan que estará libre de ‘trolls’ y personajes molestos. La seguridad da confiabilidad, y eso atrae.
Generar interacción con la vida real, o al menos dar la posibilidad a quien así lo desee de hacer ‘vida de comunidad’ en la calle. Es algo especialmente útil para comunidades muy locales y, en todo caso, los usuarios saben organizarse solos para hacerlo si se les facilita las herramientas adecuadas.
Libre y sin censura, pero moderada. Los usuarios son muy sensibles. Al menor atisbo de censura, o protestan, o se van. Lo ideal es mantener cierta moderación para dar seguridad, pero sin censurar. Un punto medio costoso de alcanzar, de ahí que la automoderación no sea, a veces, un mal recurso.
Los usuarios siempre te sorprenderán. Es decir, que nunca sabrás cómo va a funcionar una comunidad ‘on line’ hasta que no esté en la Red. Y en la mayoría de los casos no usará como habíamos previsto, sino como los usuarios quieran, para lo bueno y para lo malo; siempre se va tras ellos.
Son sólo algunas ideas a vuelapluma -hay muchísima documentación sobre el tema-. Y no están nada mal como punto de partida. De todas ellas, lo fundamental no es otra cosa que lograr que el usuario se sienta parte de nuestra comunidad. De este modo contribuirá a su desarrollo, atraerá a nuevos usuarios y no huirá a otros sitios donde se sienta más querido. Fidelización, al fin y al cabo. El resto consiste en ser atractivos y dar las soluciones técnicas adecuadas.
Y ni así estará el éxito asegurado. La Red es muy caprichosa, y nunca se sabe quién se puede ganar el favor de los internautas, a quienes casi siempre puede la pasión y te pueden rechazar por lo más insospechado.
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